Altas concentraciones de sodio o cloruro en el agua corriente pueden reducirse por medio de un filtro de osmosis inversa. Agua de pozo o agua suministrada por tuberías de zinc puede contener altas concentraciones de metales pesados. Agua de manantial y aguas superficiales pueden contener residuos orgánicos y restos de pesticidas que pueden influir negativamenteel crecimiento de la planta.
Composición
En ningún sistema, la relación entre los distintos elementos nutritivos es tan importante como en los sistemas recirculantes. Esto se debe a que la planta influye directamente en la composición del alimento. La planta no puede absorber todas las sustancias nutritivas con la misma facilidad. Potasio (K), por ejemplo, se absorbe mucho más fácil que calcio. En una solución nutritiva recirculante, la concentración de potasio bajará, por ejemplo, mucho más rápido, mientras que el calcio puede acumularse.
Otro punto importante del alimento es la forma del nitrógeno. Si el nitrógeno se administra en forma de nitrato se estimulará la absorción de potasio y calcio y al mismo tiempo se subirá el pH en la solución nutritiva; si el nitrógeno se suministra en forma de amonio ocurrirá lo contrario.
Para evitar problemas con el alimento, lo más fácil es utilizar alimento listo para el uso con una composición que es apropiada para el cultivo en sistemas recirculantes. CANNA ha desarrollado para ello una línea de alimentos especiales: CANNA AQUA.
Enfermedades y plagas
La gran ventaja de la hidroponía es que los Substratos inertes utilizados son estériles y por consiguiente libres de enfermedades y malezas. Esto no significa que no pueden producirse enfermedades. Al faltar microorganismos competitivos, las enfermedades introducidas se pueden desarrollar con mayor velocidad y un hongo patógeno puede contaminar todas las plantas mediante el agua de recirculación.
Para poder crear, no obstante, un microclima sano pueden administrarse microorganismosútiles que pueden frenar posibles enfermedades. Unos ejemplos de microorganismos positivos son Bacillus Subtillus y Trichoderma Harazium. Estos microorganismos son capaces de producir antibióticos y encimas que frenan el desarrollo de micosis.
Las enfermedades causadas por los hongos Pythium y Fusarium son las más frecuentes en sistemas recirculantes (ver para más información el boletín informativo de CANNA sobre Fusarium y Pythium). Pythium es una especie de hongo que penetra en la raíz y dificulta la absorción de agua y sustancias nutritivas. Se produce un engorde de las raíces y las puntas de las raíces se ponen marrones. Muchas veces, las hojas se vuelven amarillas y los nervios de las hojas se vuelven rojos. De Fusarium se conocen especies débiles y fuertes y agresivas. Las variedades débiles de Fusarium causan problemas de evaporación que hacen que las hojas de la planta cuelguen. Las variedades agresivas hacen que los vasos conductores se vuelvan marrones, incluso hasta en las puntas de la planta. En la base del tallo se produce, además, lignificación.
Desgraciadamente, no hay buenos medios efectivos para combatir las micosis. El uso de plaguicidas químicas se desaconseja porque implican un riesgo tanto para el cultivador, como para el consumidor, como para el medio ambiente.
Normalmente, las micosis no se sienten bien en ambientes secos. Por eso es importante que durante la noche, la humedad del aire no suba demasiado y que haya una buena ventilación para evitar una alta humedad del aire entre el cultivo. Una buena higiene es el mejor remedio en la lucha contra micosis. Las esporas de los hongos se dispersan fácilmente por la ropa y la piel. Evita por eso, visitar en el mismo día diferentes espacios en los que sospechas que puede haber enfermedades. La propagación también se puede producir por material contaminado (por ejemplo por macetas donde se encuentran todavía esporas de hongos). ¡Procura utilizar para cada cultivo material limpio! Al comprar esquejes también se pueden introducir y propagar enfermedades. Compra solamente esquejes de distribuidores fiables o trabaja con tus propios esquejes.
Temperatura
Una buena temperatura del aire es esencial para una actividad vegetal óptima. Para un rendimiento óptimo, la temperatura del aire ha de ser como mínimo 20°C. Sobre los 30°C pueden producirse problemas con especies sensibles a altas temperaturas, especialmente en combinación con una baja humedad del aire. Para evitar problemas, la temperatura del aire ha de mantenerse entre los 20 y 30°C.
Para un buen desarrollo radicular, la temperatura de agua de alimentación ha de ser suficientemente alta (20-25°C). Por debajo de los 15°C se reduce enormemente la capacidad de absorción de las raíces; el transporte de alimentos en la planta se paraliza, lo cual resulta en una disminución del rendimiento. El crecimiento de la planta se reduce y se forma un sistema radicular menos fi no (menos ramificaciones y menos raicillas). Las bajas temperaturas se manifiestan primero a través de una decoloración morada de los peciolos, los nervios principales y el tallo.
Si las bajas temperaturas persisten durante mucho tiempo, también puede producirse una deformación de las hojas. La absorción de nitrato, fosfato, magnesio, potasio, hierro y manganeso se dificulta principalmente con bajas temperaturas. Si hay grandes diferencias de temperatura entre el periodo oscuro y claro, pueden producirse problemas al encender las lámparas. En ese momento se calientan las hojas y quieren evaporar agua. Las raíces, sin embargo, están demasiado frías para absorber suficiente agua. Las hojas de la planta empiezan a colgar y la planta puede marchitarse. Evita al máximo grandes diferencias entre la temperatura nocturna y diurna (unos grados de diferencia). Mantener una temperatura radicular óptima es primordial para un buen resultado final. Una forma económica para mantener la temperatura apropiada es por medio de un elemento calefactor con termostato para acuarios.